Grandes figuras del flamenco

En la larga senda del flamenco en La Janda hay miles de pisadas. Pisadas de cantaores, bailaoras, guitarristas, palmeros… que se extienden de norte a sur y de este a oeste.

Huellas que, de mayor o menor profundidad, han sido y son un digno homenaje a nuestro arte más universal, con el ‘nacimiento’ constante de nuevos valores.

No obstante, sus grandes figuras, esas que se han hecho un hueco en el Olimpo del flamenco, están íntimamente ligadas a la petenera y a Paterna de Rivera, como Dolores La Petenera, El Perro de Paterna, Rufino de Paterna y El Niño de La Cava, hijos predilectos de la localidad.

El Perro de Paterna

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Amante de su pueblo, de ese del que no quiso apartarse aunque tuviera que renunciar a proyectar más aún su carrera, Antonio Pérez Jiménez, El Perro de Paterna, es uno de los mayores cantaores que ha dado La Janda y, por extensión, su Paterna de Rivera y la provincia de Cádiz.

Estudioso del flamenco, su arte se conoció y aplaudió muy lejos de nuestras fronteras naturales, siendo considerado uno de los grandes junto a figuras de la talla de Manolo Caracol, José Menese o Antonio Mairena.

Cantaor valiente que nunca renunció a palo alguno del flamenco, navegaba con especial exquisitez en los cantes de ida y vuelta, caso de los fandangos o de la propia petenera, a la que mimó de forma muy especial.

Su voz, que mereció galardones tan prestigiosos como el de Las Minas de La Unión, dibujó más de dos décadas de intensa carrera, dando luz a infinidad de trabajos discográficos en los que se paseó entre bulerías, colombianas, alegrías de Cádiz, soleares, cartageneras, tarantos… y peteneras.

Dolores La Petenera

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Ella es el punto de partida de todo; de nada más y nada menos que el nacimiento de un palo del flamenco que afloró aquí, en la comarca de La Janda, en la Paterna de Rivera de mediados del siglo XIX.

Bella, fuerte y cautiva de las garras de un arte que amaba y sentía, Dolores, La Petenera, pasó de ser una cantaora de la que decían que cantaba como los ángeles para, tras una vida llena de misterios, convertirse en la gran seña de identidad de todo un pueblo.

Tal ha sido y es su grandeza, que Paterna de Rivera no ha dejado de nombrarla, cantarla, venerarla y mirarla a través de la bella estatua realizada por Jesús Cuesta Arana, ubicada en la Plaza de la Petenera.

Rufino de Paterna

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A sus ochenta y tantos años, Rufino García, Rufino de Paterna, aún nos regala su arte y, lo que es más importante, su presencia en su Paterna natal. Un lujo para los amantes de nuestro arte universal y de la propia vida.

Integrante de la que bien se podría llamar la ‘Santísima Trinidad’ de la época dorada del cante de Paterna de Rivera, de la petenera, a Rufino le asomó el ‘pellizco’ muy temprano, siendo sus compañeros de clase y el ganado que cuidaba de niño en el campo los primeros afortunados en escucharle.

Estudioso del flamenco e intérprete de cada uno de sus palos, a lo largo de su carrera, aún muy viva, ha grabado casi una veintena de trabajos discográficos y conquistado ‘mil y un’ escenarios, siendo merecedor de un sinfín de destacados galardones y valioso espejo de quienes se acercan con respeto y humildad al flamenco.

Acercarse a su bar (un sinfín de fotos relatan su carrera) y, entre esos mágicos aromas de conejo de campo que creó su mujer (María), hablar de flamenco con él es lo más cercano a tocar el cielo de los flamencos.

Niño de la Cava

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Aún resuenan por las calles de su Paterna de Rivera natal los cantes de un cantaor, Francisco Guerrero Jiménez, que, apasionado del flamenco, dedicó gran parte de su vida a cultivar y dignificar un arte que es y ha sido una de las grandes formas de expresar y sentir de un pueblo, el suyo.

Contemporáneo de El Perro de Paterna y Rufino de Paterna, su voz era un auténtico crisol, brillando en palos del flamenco tan distintos como fandangos, seguiriyas, bamberas, martinetes, farrucas, serranas, colombianas guajiras y peteneras.

Nacido entre letras temporeras ligadas a su temprana dedicación al campo, de él se destacó el día que se le nombró Hijo Predilecto de Paterna de Rivera que fue “baluarte de la esencia de arraigados cantes cultivados en nuestra tierra”.

Esencia que paseó por numerosos escenarios, llegando a grabar hasta cinco trabajos discográficos y protagonizando actuaciones para el recuerdo de los grandes amantes de este arte universal con sus paisanos El Perro y Rufino de Paterna.

Cabe destacar que su venta, La Petenera, se convirtió en lugar de paso de grandes artistas como Camarón de La Isla, José Mercé, Farina…